Durante este proceso de pandemia y cuarentena por alguna razón me ha dado con bregar con plantas, de alguna manera creo que me permiten estar presente, ir adentro, reflexionar, me brindan esperanza, mucha esperanza. Pero curiosamente no he sido la única, muchas amigas, amigos, están en las mismas y hoy mientras hacía el trabajo de trasplantar algunas a unos tiestos más grandes, llegó un mensaje maravilloso a iluminarme y lo deseo compartir contigo.
Decir que me he mantenido totalmente positiva durante la cuarentena sería mentirte, he vivido altas y bajas, confusiones, deseos de abandonar proyectos, pero de alguna manera siempre llega un mensaje de un cliente, de un amigo, familiar que me invita a continuar, a caminar un poco más, a confiar en que Dios está ahí, y envía estos ángeles para decirme, «sigue, es fuerte lo sé, pero es lo que debes vivir, sigue, confía» y hoy mientras hacía el trabajo que mencioné al principio con las plantas este mensaje atravesó mi pensamiento: «Lo que haces con las plantas, expandirle su espacio para seguir creciendo, es lo que cada ser humano debe hacer consigo mismo.» Tuve que detenerme en el momento para recibirlo y llevar este mensaje a mi corazón, llegó por algo.
Las plantas que están en un espacio limitado para su tamaño dejan de crecer, se marchitan, se suelen ver sin vida, cambian su color, le hechas agua, abono, las pones al sol, le haces todo lo que te dicen y no mejoran su aspecto, porque es muy probable que lo único que necesitan es ampliar el espacio para que puedan seguir expandiendo sus raíces y creciendo felizmente.
Llevándolo a la perspectiva humana, y viendo desde donde veo en este preciso momento, puedo identificar las veces que he decidido quedarme en ese «tiesto», un espacio mental o físico que no me permite ese crecimiento que debo tener. Cuántas veces he decidido llenar esa falta de crecimiento con otras cosas que ayudan a mantenerme, pero no me permiten expandirme. Cuántas veces con todas las ganas del mundo de hacer algo extraordinario, con las ideas claras, decido quedarme en ese espacio donde me siento segura pero sin crecimiento, donde me marchito, donde mi propósito no está en función, aún reconociendo que mi alma necesita ese movimiento de “tiesto”, que lo requiere y que buscará todas las maneras posibles para moverme. Yo estuve, he estado y en ocasiones estoy ahí, en ese mismo «tiesto» que ya no me sirve, que me queda pequeño y estoy segura que has estado, estás, o estarás ahí, sobre todo porque nuestra mente humana quiere decidir por lo menos incómodo.
«Lo que haces con las plantas, expandirle su espacio para seguir creciendo, es lo que cada ser humano debe hacer consigo mismo.»
Cada planta tiene su proceso de crecimiento, unas necesitan un tiesto más grande antes, otras después, igual nosotros, nuestro «tiesto» pueden ser diversas cosas que sentimos necesitamos cambiar para expandir nuestro crecimiento, respetando nuestros procesos, pero siempre pendientes a los detalles que nos dicen «¡Hey! es hora de moverte de este tiesto», tu corazón te lo dirá, y créeme no hay forma de ignorarlo, es sincronía con tu divinidad y siempre te estará recordando que es hora de expandirte y crecer, porque venimos al mundo a ser co-creadores de este.
¿Cómo te sientes? ¿Crees que hace rato estás lista o listo para cambiar de «tiesto»? ¿Por qué no lo has hecho? ¿Qué te limita?
¡Te leo en los comentarios!
¡Un fuerte abrazo para ti!
Deja un comentario