Cada año que pasa queremos conocer más lo que el presente nos ofrece.
Ariel cumplía años y también quería cumplir uno de sus sueños que era visitar el centro de toda la invención tecnológica, el tema que tanto ama desde niño. Esto nos llevó a escoger San Francisco Bay como el lugar que nos acogería por una semana, mientras explorábamos y celebrábamos la vida.
Día Uno
La alarma sonó a las 3:30 de la mañana. A las 4:00 am llegó el UBER y ya a las 7:30 am estábamos despegando de Seattle rumbo a San Francisco. Desde Washington State este viaje es bien cómodo, son 2 horas y 15 minutos de vuelo. Llegamos a las 9:20 am a San Francisco, listos para recoger nuestro carro y aprovechar el día.
Una vez buscamos el carro nos fuimos directamente al hotel, este quedaba en San Francisco Bay, antes de todo queríamos hacer check in y guardar las maletas. Del aeropuerto al lugar donde nos quedamos, Hotel Caza Fisherman, fueron algunos 35 minutos de viaje. Tan pronto dejamos todo, nos fuimos a explorar los alrededores y buscar algo de comer.
Nos decidimos por pizza porque no falla con Irael y queríamos fluir. Escogimos visitar Square Pie Guys por sus buenos reviews con su pizza en forma cuadrada. Este lugar se encuentra dentro del Ghirardelli Square. Yo no sé si ustedes saben esto, pero la empresa Ghirardelli fue fundada en San Francisco, así que ellos tienen un gran edificio gigante con todas sus delicias, es un mundo.
Luego de comer y sentirnos satisfechos, decidimos ir caminando por toda el área del waterfront y ver el Golden Gate Bridge desde este lugar. ¡Impresionante vista! No solamente vimos este famoso puente, si no que también pudimos apreciar la Isla de Alcatraz y la Prisión Alcatraz de lejos, esa que tanto escuché en películas cuando era más niña.


Regresamos a Ghirardelli Square a buscar chocolates, compramos una caja con variedad de estos y seguimos a la estación Powell & Market para comprar los tickets de Cable Car, si estás en San Francisco tienes que vivir esta experiencia. Estuvimos en la fila para abordar aproximadamente 1 hora. No es cómoda la espera, pero tengo que decir que tiene una vista que hace que todo valga la pena.
Nos logramos montar en el Cable Car y nos fuimos por toda la ciudad de San Francisco. Conocer sobre cómo funciona este medio de transporte y vivir la experiencia de subir tantas cuestas en él, te hace entender por qué es tan reconocida esta manera de moverte por este lugar, es especial. Además, gracias a este trip puedes apreciar más de cerca toda la arquitectura que habita en San Francisco, es una de las cosas que más me impresionó. Es una ciudad única en su estilo. Lo moderno se funde con lo antiguo, pero de una manera tan complementaria, que no lo comprendes del todo, pero lo admiras, es perfecta.
Llegamos a la estación donde nos tocaba bajarnos: Union Square. Se supone que aquí tomaríamos otro Cable Car para regresar al punto de partida, pero estaba tan larga la fila que decidimos irnos caminando de vuelta al hotel. Gracias a esta decisión logramos ver la tienda de Apple en medio de la ciudad de San Francisco, conocer unos riquísimos Bubble Teas y visitar el China Town de esta ciudad. También nos comenzó a dar hambre y de casualidad pasábamos por Italia Town y encontramos un lugar con una pasta deliciosa, Piazza Pellegrini, súper recomendado.
Día Dos
Teníamos una cita con nuestra primera experiencia. Antes de llegar a San Francisco hicimos la compra del City Pass, lo recomiendo para cuando tu estadía es de varios días, quieres ahorrar y deseas visitar atracciones turísticas de los lugares. El City Pass incluía esta primera experiencia: Blue & Fleet Golden Cruise.
Primero, hicimos una parada en Cafe de Casa, un café brasileiro que tenía sandwiches con un pan riquísimo y omelettes con masa de tapioca, que se hicieron los preferidos de Irael. Para nuestro gusto boricua el café estaba suave, pero hasta ese momento era el mejor que habíamos probado en todo el lugar, así que lo agradecimos y continuamos con el día.
Llegamos al puerto de salida del barco y entrábamos en el grupo de las 12:00 del medio día. Estando allí en la espera, escucho sonido de Leones Marinos y me voy tras este. Como sacado de una película, mis ojos veían más de 15 Leones Marinos trepados en una plataforma del Pier 39, cogiendo sol. Estos momento son de los que me hacen suspirar. Tomé algunas fotos y me fui de vuelta a la fila, a esperar el momento de abordar.

Abordamos, la experiencia fue muy hermosa. Pasamos bien de cerca a la Isla Alcatraz, vimos a San Francisco desde el mar, pasamos por debajo del Golden Gate Bridge, conocimos toda la historia de estos lugares y hasta delfines o tiburones se pasearon ante nosotros. Una vez llegamos de vuelta al puerto nos fuimos a conocer un poco el Pier 39 y todo lo que ofrece a sus visitantes.


Una vez salimos de aquí, nos fuimos a visitar el Golden Gate Bridge. Su inmensidad no tiene palabras. Nos detuvimos en varios puntos que nos recomendó Google para su vista, pero ninguno tan brutal como el Golden Gate View Point, recomendado por una amiga que amamos. Hay que caminar bastante terreno empinado, pero vale la pena cada paso. No solo desde aquí puedes ver el Golden Gate Bridge, también puedes apreciar a San Francisco al fondo, con todo el agua que le acompaña.



Día tres
Nos levantamos, nos preparamos y nos fuimos a desayunar, escogimos el mismo lugar para irnos a la segura. Este día el plan era visitar el Aquarium of the Bay, que también es parte de lo que ofrece el City Pass de San Francisco.
En este logramos conocer las especies que habitan en las aguas de California y toda su belleza, como por ejemplo los tiburones Leopardo y algunos tipos de aguavivas que solo se encuentran en estas aguas.
Luego de aquí nos fuimos a visitar el Guitar Center de San Francisco, a petición del cumpleañero, allí estuvimos algunas horas y de aquí partimos a un restaurante que nos recomendaron de comida puertorriqueña, Sol Food Restaurant.
Este queda a las afueras de San Francisco, pero bastante cerca. Aunque es comida puertorriqueña y su dueño es puertorriqueño, la comida es preparada por empleados de Latinoamérica, así que el sazón es distinto, pero disfrutamos muchísimo el sentirnos más cerca de nuestras ricuras gastronómicas. Tenían mofongo, mayo-ketchup, arroz con habichuelas, biftec encebollado y hasta tembleque.
Día cuatro
Decidimos cambiar de lugar para desayunar y visitamos Beacon Coffee por recomendación de Google, tengo que decir que fue EL MEJOR CAFÉ QUE PROBAMOS EN SAN FRANCISCO y su comida estuvo riquísima.
Llegamos al Computer History Museum, que no es parte del City Pass porque queda a las afueras de San Francisco, pero vale cada centavo de la visita y los 40 minutos de viaje. En este edificio de dos pisos, se encuentra la historia completa de las computadoras y la computación. Es interesante y definitivamente un lugar que debe ser visitado por toda persona que tenga intereses en este tipo de temas, les dará una perspectiva más amplia de su trabajo.
Si tienes niños, no necesariamente es un lugar para ellos, todo dependiendo de sus intereses y su edad. El recorrido de este espacio puede tomar días, así que si vas un día te aseguro que no podrás ver todo con detalle, mi recomendación es que saques de tu calendario 2 días -como mínimo- para verle con detenimiento.
De aquí salimos a Silicon Valley, específicamente al nuevo edificio de Apple, el Apple Park. Un edificio circular, completamente moderno, en un campus enorme y con patio interior. No logramos entrar, para eso se necesita trabajar en este lugar o entrar con algún empleado, pero logramos visitar el Visitor Center. Aquí pudimos ver la maqueta del edificio y explorarla a través de la realidad aumentada. Además, como todo lo Apple, este lugar tiene un gusto minimalista particular, mercancía exclusiva, un coffee shop adentro y hasta una terraza.
Buscando un lugar para comer encontramos un Chilis bastante cerca de aquí, parece gracioso, pero aunque no lo crean celebramos, pues en WA no existe este establecimiento, aquí comimos, agradecimos por este grandioso día y por la oportunidad de vivirlo en familia.
Día cinco
Visitamos el San Francisco Zoo & Gardens, es parte de los ofrecimientos que tiene el City Pass. Desayunamos y seguimos nuestro camino, en algunos 35 minutos ya estábamos llegando. El área donde queda el zoo es precisamente frente al Océano Pacífico.
Tuvimos que pasar por un camino de arena que tapaba toda la calle de la entrada al zoológico -porque en esta área se forman dunas- y al fondo se veía el océano imponente. Mirarlo me despertó sentimientos, son aguas fuertes, tan diferentes al Océano Atlántico, pero a la vez tan parecidas, me recuerdan de alguna manera de donde vengo, los puertorriqueños somos hijos del mar y el sol, no hay duda de eso.
Entramos al zoológico y estaba relativamente vacío, muy limpio y organizado. Los espacios para los animales son amplios, da gusto verles jugar y ser. Todos los animales son traídos a este espacio por razones de salud que estando en su hábitat morirían. En nuestra visita nos topamos con varias áreas vacías y otras en reconstrucción.
Aquí pude conocer un animal que nunca antes había podido ver, un Cóndor. ¡Que imponente ave! Es grande, color negro azabache y ojos color rojo. Tan amable que nos permitió verla con sus alas abiertas y eso la hace ver aún más grande. Transmite una energía que no hay manera de describirla, pude comprender porque es un símbolo de deidad en países de Latinoamérica. Algún día la quisiera ver en su hábitat, es algo que está en mi bucket list.


Al terminar el recorrido encontramos un parque con columpios adentro del zoo, donde jugamos un ratito, comimos popcorn y compramos café para calentarnos, se sentía bastante frío al estar tan cerca del océano.
Ya sentíamos el cansancio por el tanto movimiento de estos días, así que decidimos bajarle a la intensidad e irnos temprano a descansar.
Día seis
Nos quedaba por visitar el California Academy of Sciences, también parte de los ofrecimientos del City Pass. En este lugar estuvimos todo este día.
Aquí encuentras un acuario a otro nivel de hermoso, un área donde conoces más sobre ballenas y otros animales marinos, un área dedicada a los árboles Red Wood que son muy importantes en el ecosistema mundial, puedes entrar a un domo con ambiente de bosque de lluvia/tropical y animales tropicales, un planetario, un área donde puedes conocer más sobre minerales y piedras preciosas, también un espacio dedicado a la evolución de los seres humanos, una cafetería, entre otros. El lugar está bien diseñado para los niños y es una experiencia que no debes perderte si visitas San Francisco, sin importar la edad.
Llegamos a eso de las 11:00 am y enseguida que entramos comenzamos a aprender. Dentro del lugar tienen personas adiestradas para que te expliquen datos y detalles que nunca en mi vida había escuchado. Aquí aprendí que las Nutrias de Mar o los Sea Otters se comen los erizos de color violeta y sus huesos absorben ese color tornándose un poco violetas también. Otro detalle hermoso que aprendí es sobre la información que proveen los anillos de los troncos de los árboles, por ejemplo, dependiendo de la tonalidad del color del anillo nos da a conocer los años de sequía y los años de mucha lluvia, entre otra información que provee el grosor de cada anillo, etc. ¡Que maravilla!
Logramos entrar al domo del Rainforest, se sentía estar en Puerto Rico. Guacamayos, mariposas, plantas tropicales, insectos, ranas, murciélagos, aves y mucho color. Una experiencia llena de humedad para las personas que no han tenido contacto con el clima tropical. De aquí pasamos al acuario donde por primera vez en nuestras vidas pudimos ver un cocodrilo blanco y peces que brillan en la oscuridad, la naturaleza no deja de impresionarme.
Al salir del acuario fuimos al planetario y ahí pudimos ver un documental sobre la importancia de la conservación de los arrecifes para prolongar nuestra vida humana en el planeta.


Recorrimos el espacio, vimos todo, pero pienso que -de igual manera que con el Computer History Museum– para poder apreciarlo con calma debes visitarlo al menos 2 días, es mucho lo que está pasando ahí.
Día siete
Nos preparamos para hacer check out, pero nos quedaba una parada: Palace of Fine Arts. Este lugar es un venue importante en San Francisco.
Llegamos y nos encontramos con una arquitectura impresionante. En la información conocimos que antes estaba hecho en madera, igual de bello. Solo visitamos sus alrededores por una hora aproximadamente porque ya teníamos que irnos al aeropuerto. Definitivamente el Palace of Fine Arts debe estar en tu lista cuando visites San Francisco, es un lugar sorprendente y hermoso para fotos y para calmar la mente, se respira mucha paz en medio de una ciudad bien movida.





De esta manera nos despedimos de esta parte del mundo, regresamos a casa con el corazón agradecido por un año más de vida para mi amado y unos días descubriendo el mundo en familia.
Gracias por leer cada aventura, nos seguimos conectando a través de las letras…
Betsy✨
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